Chris Summers
BBC. Ensamblar un portaaviones es una labor titánica, incluso mayor que lo que el tamaño de la nave hace suponer.En Escocia, en el norte del Reino Unido, se está construyendo el Queen Elizabeth, que pesará nada menos 65.000 toneladas y tendrá una longitud de 180 metros. Darle forma supone ajustar los engranajes de una maquinaria técnica y humana muy compleja.
Unas 10.000 personas trabajan en el proyecto, que tiene un costo superior a los US$8.000 millones. Otros 25.000 empleados están dedicados a la construcción de los aviones Lockheed Martin F-35 que irán a bordo del buque de guerra.
Las distintas partes del portaaviones se fabrican en distintos puntos del Reino Unido y serán ensambladas en el muelle seco escocés de Rosyth por una enorme grúa traída por mar desde China.
El portaaviones llevará entre 12 y 40 cazas F-35, cada uno de ellos valuado en US$106 millones.
"Es el mayor proyecto de construcción de un buque que se haya realizado para la Marina Real y, en términos de ingeniería, es el segundo en importancia luego de las obras para los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres", dice el hombre a cargo de toda la misión, David Downs.
"Por las noches no duermo, preocupado por este trabajo", dice -medio en serio y medio en broma- Downs, quien es director de ingeniería del consorcio Aircraft Carrier Alliance (ACA, por sus siglas en inglés).
Inmensidad
El portaaviones Queen Elizabeth y su gemelo, el Prince of Wales, serán mucho más grandes que los construidos hasta ahora en el Reino Unido, aunque más pequeños que los que se han ensamblado en Estados Unidos.
Downs y su equipo diseñaron los buques utilizando programas informáticos. Es decir que cada centímetro de la embarcación cuenta con un "mapa electrónico". Valiéndose de este modelo, durante la construcción las medidas serán tomadas con láser para asegurarse de que cada pieza encaje en su lugar.
El jefe de los equipos de trabajo, David Thomas, ha estado supervisando la inserción de algunas de los 450 cabinas y 150 cubículos con duchas -todos prefabricados- que irán en las entrañas de la nave.
Lleva consigo un pequeño manual que le muestra dónde va cada pieza.
Cualquier persona que encuentre difíciles las instrucciones para armar muebles hogareños seguramente considerará que la guía de Thomas es inextricable.
El proceso de construcción de un portaaviones comienza con la llegada al muelle seco de inmensas láminas de acero, que se moldean de varias formas y tamaños -algunas de ellas muy pequeñas- y se sueldan entre sí.
A estos elementos se les agregan otros fabricados en otras parte del Reino Unido, como las ya mencionadas cabinas de los tripulantes.
Así, las diversas secciones del buque van agrandándose para dar forma a las distintas cubiertas.
"La construcción naval me fascina", confiesa Lyn Gordon, una aprendiz de 23 años que trabaja en el proyecto.
"Me doy cuenta de que, con el tiempo, todo esto será un portaaviones; las láminas de metal se convierten en componentes y estos, a su vez, forjan elQueen Elizabeth".
El segmento del portaaviones en el que trabaja Lyn, en un astillero de la ciudad de Glasgow, debe estar listo para el verano boreal y luego ser transportado hasta Rosyth.
Marea baja
La grúa gigante traída de China está siendo erigida sobre el muelle seco donde tomará forma el buque. |
El muelle seco está casi listo para el proceso de montaje del Queen Elizabeth.
Unos 50 obreros chinos están ayudando a erigir la grúa de 93 metros que llegó a Rosyth desde Shanghái, atravesando el puente sobre el río Forth durante la marea baja.
Se espera que el portaaviones esté listo en 2016 como muy pronto y no podrá entrar en acción hasta 2020.
La construcción de su buque gemelo, el Prince of Wales, tiene el mismo cronograma.
La idea del gobierno es que uno de ellos esté operativo mientras el otro se mantenga en guardia permanente.
Tras la clicdecisión de darles de baja al portaaviones Ark Royal y a su flota de aviones Harrier, la marina británica no contará con un recurso militar de este tipo durante casi una década.
Por eso, los almirantes siguen con suma atención, conscientes del desafío técnico que representa, el ensamblado de las piezas del gigante de Rosyth.
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